El valor del propósito en la empresa a la hora de retener el talento

Aquella empresa que no solo busque enriquecerse y maximizar su valor, sino contribuir a la mejora de la sociedad será aquella que perdure en el tiempo.

El propósito se ha convertido en un pilar cada vez más relevante en cualquier compañía. Y más aún cuando la misión y la visión de la empresa no están en sintonía con los retos actuales que dan forma al nuevo entorno económico y social. En términos generales, hoy se espera de cualquier organización que aspire a conseguir un logro auténtico y valioso para todos sus grupos de interés: clientes, empleados y proveedores. Es decir, aquella empresa que no solo busque enriquecerse y maximizar su valor, sino contribuir a la mejora de la sociedad en su campo de actividad, será aquella que perdure en el tiempo.

Ahora bien, ¿qué entendemos exactamente por ‘propósito empresarial’? En WALT HR definimos este concepto en base a cinco premisas

  1. Aportar valor añadido al cliente
  2. Invertir tiempo y recursos en los empleados de la empresa
  3. Establecer una relación comercial justa y ética con los proveedores
  4. Apoyar a la comunidad en el ámbito de actuación de la organización (en términos de sostenibilidad, progreso, educación…)
  5. Generar valor a los accionistas de la compañía

Teniendo en cuenta estos aspectos, llegamos a la siguiente conclusión. No es lo mismo decir: “trabajo por un mejor horario o salario”, que decir: “trabajo para mejorar la salud de las personas a través de una ropa deportiva cómoda y de calidad” como podría ser el caso de marcas como Addidas o Nike. Y la llegada al mercado laboral de una nueva generación con mayores expectativas sobre el rol social de las empresas obliga a las compañías a asumir este nuevo papel donde el propósito lo es todo. Y no solo eso, sino conectar este propósito con los valores y aspiraciones de la sociedad y de los perfiles que desea atraer y retener en su equipo. Todo ello para ofrecer un proyecto atractivo y suficientemente contributivo como para retener a sus trabajadores.

Hablamos de una nueva generación de empleados, conocidos como ‘Millenials’, que busca sentir que forma parte de algo que está por encima de ellos, que puede mejorar la sociedad y que les otorgue la satisfacción y felicidad suficiente como para permanecer en una empresa. De hecho, según la consultora McKinsey, la identificación con el propósito de la empresa es beneficiosa tanto para la empresa como para la persona. Las personas más ligadas al propósito manifiestan sentirse mejor y su compromiso es cuatro veces superior respecto a aquellos que no sienten esa identificación.25px25px

¿Cómo transmitimos el propósito a los empleados para fidelizarlos?

En primer lugar, entendiendo lo que impulsa a los empleados de la empresa, y cómo éstos experimentan el propósito. Debemos asegurarnos de que los trabajadores de la compañía conocen el propósito de la empresa desde el primer día y no solo eso, sino que lo comparten y apoyan. La comunicación con el equipo debe ser totalmente bidireccional donde los valores, cultura y misión de la empresa son palpables y perceptible en cada paso que damos.

Y precisamente en esta época marcada por la crisis de la COVID-19, las compañías que desempeñan un papel esencial en la sociedad, son las que experimentan una mayor retención del talento. De hecho, un estudio de Deloitte apunta que aquellos Millennials que tuvieron la oportunidad de contribuir a causas benéficas como parte de su actividad diaria laboral, son más optimistas ante la situación social y tienen una opinión más positiva del comportamiento de su empresa.

Veamos los 3 puntos clave para transmitir este propósito:25px

Definición clara

Debemos partir de una definición clara y precisa del propósito: algo sencillo y que cualquier empleado pueda interiorizar y hacer suyo. No nos referimos a grandes frases grandilocuentes escritas en las paredes de la oficina, sino a compartir claramente cuál es la aportación real de la empresa a la sociedad y qué relación tiene con la actividad de la compañía.25px

Debemos partir de una definición clara y precisa del propósito: algo sencillo y que cualquier empleado pueda interiorizar y hacer suyo. No nos referimos a grandes frases grandilocuentes escritas en las paredes de la oficina, sino a compartir claramente cuál es la aportación real de la empresa a la sociedad y qué relación tiene con la actividad de la compañía.25px

Acciones directas

Los empleados deben ver una aplicación directa de este propósito. Es decir, acciones concretas que la organización lleve a cabo donde quede reflejado su contribución o aportación a la sociedad (en el sentido que sea). Y no solo eso, sino que debemos dejar claro qué papel pueden jugar los trabajadores para aportar su granito de arena desde su lugar de trabajo.25px

Experimentación en primera persona

Además de entenderlo y aplicarlo en su puesto de trabajo, el equipo debe hacer suyo el propósito mediante un contacto directo y periódico con la realidad.  En este sentido, las grandes marcas tienen programas de inmersión en los que cada uno de los empleados pasan por determinados puestos durante un periodo corto para que entiendan de verdad en qué consiste la empresa, en todas sus facetas. El hecho de “pasar” por todos los departamentos, permitirá al trabajador entender que aporta la compañía más allá del producto, crear una conexión real con los clientes y ver en qué se traduce el propósito de la empresa en primera persona.

En resumen, el nuevo paradigma laboral y social obliga a las empresas a asumir su rol social y a conectar su propósito con las aspiraciones de la sociedad para enarbolarlo como el mejor incentivo para atraer, captar y retener al mejor talento.